Ejercicio físico en la menopausia: evidencia y recomendaciones para la práctica clínica

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Autor: Xanela Aberta á Familia
 

La menopausia, definida como el cese permanente de la menstruación por pérdida de la función ovárica, se asocia con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, pérdida de masa ósea y muscular, síndrome metabólico, deterioro cognitivo y trastornos del estado de ánimo. Estos efectos se deben, en gran medida, a la caída de los estrógenos y otros cambios hormonales y metabólicos.

En este contexto, el ejercicio físico se posiciona como una herramienta terapéutica de primera línea, no solo por su impacto fisiológico, sino también por su efecto positivo sobre la calidad de vida y la salud mental.

Recomendaciones de prescripción clínica basadas en la evidencia actual

  • Objetivo clínico: Fortalecimiento óseo y prevención de osteoporosis.
  • Evidencia: Ejercicio de impacto y resistencia supervisada.
  • Prescripción recomendada: 2–3 sesiones/semanales.
  • Objetivo clínico: Mantenimiento de masa muscular y función física.
  • Evidencia: Prevención de sarcopenia; mejora de fuerza y rendimiento funcional.
  • Prescripción recomendada: 2–3 días/semana de entrenamiento de fuerza dirigido a grupos musculares principales.
  • Objetivo clínico: Reducción de síntomas climaterio (sofocos, fatiga, ansiedad).
  • Evidencia: Mejoras en calidad de vida y salud mental.
  • Prescripción recomendada: Actividad aeróbica ≥150 min/semana + fortalecimiento.
  • Objetivo clínico: Salud mental (ansiedad/depresión).
  • Evidencia: Reducción significativa de síntomas ansiosos/depresivos.
  • Prescripción recomendada: Actividad física regular (aeróbico o combinada) → seguimiento y apoyo motivacional.

Efectos del ejercicio físico en la menopausia

  • Mejora de los síntomas vasomotores y calidad de vida. Nilsson et al. (2024) realizaron un seguimiento a 2 años de un ensayo controlado en mujeres posmenopáusicas que entrenaron con resistencia. Encontraron mejorías significativas en síntomas vasomotores, calidad de vida y marcadores de riesgo cardiovascular tras el entrenamiento
  • Salud mental: depresión y ansiedad. Yue et al (2025) llevaron a cabo un meta-análisis de ensayos clínicos randomizados en mujeres en transición menopáusica, concluyendo que la actividad física reduce síntomas de depresión y ansiedad con alta certeza.
  • Prevención de sarcopenia y pérdida muscular. Una revisión sistemática y metaanálisis publicada en 2023 concluyó que el ejercicio físico (especialmente de resistencia) es eficaz para prevenir la sarcopenia, mejorar masa muscular, fuerza y rendimiento funcional.
  • Beneficios de entrenamiento de fuerza. Capel-Alcaraz et al. (2023) revisaron ensayos clínicos sobre ejercicios de fuerza, reportando mejoras en fuerza de miembros inferiores, densidad ósea, actividad física, parámetros metabólicos y reducción de sofocos en algunas cohortes.
  • Factores de crecimiento y mecanismos biológicos. Nasir et al. (2024) realizaron un metaanálisis sobre el impacto del ejercicio en factores de crecimiento (IGF-1 e IGFBP-3), identificando respuestas positivas vinculadas a la salud metabólica en mujeres posmenopáusicas.
  • Calidad de vida en climaterio. Trujillo- Muñoz et al. (2025) presentaron una revisión sistemática que muestra reducción de síntomas y mejora en calidad de vida en mujeres en etapa de climaterio activas físicamente
  • Recomendaciones clínicas y reducción de riesgo cardiometabólico. Tremollieres et al. (2022) defienden que la actividad física reduce mortalidad global y cardiovascular, mejora densidad ósea y composición corporal, siempre que se combinen ejercicios de carga y fortalecimiento muscular

Contraindicaciones y precauciones

Se deben considerar contraindicaciones absolutas y relativas al ejercicio, como:

  • Cardiopatía no controlada
  • Osteoporosis severa con alto riesgo de fractura
  • Artropatías dolorosas
  • Síntomas vasomotores intensos no estabilizados

Se recomienda realizar una valoración médica previa en mujeres con factores de riesgo cardiovascular, comorbilidades importantes o sedentarismo prolongado

Conclusión

La evidencia científica reciente (2023–2025) respalda firmemente la prescripción médica del ejercicio físico como tratamiento no farmacológico en mujeres peri y posmenopáusicas. Sus beneficios abarcan salud ósea, masa muscular, calidad de vida y salud mental. Desde la atención primaria o especializada, se recomienda una intervención combinada adaptada al perfil clínico de cada paciente, con seguimiento y refuerzo clínico.

 

Referencias bibliográficas:

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