La alimentación vegetariana en el embarazo

16 de Diciembre de 2020
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La alimentación vegetariana forma parte de un estilo de vida que puede ser saludable si se cumplen una serie de requisitos y se garantizan ciertos nutrientes esenciales. Por ejemplo, la aportación elevada de fibra y vitaminas como el ácido fólico o la vitamina C y la baja de otros nutrientes como las grasas saturadas, el colesterol y el sodio fueron señalados como ventajas de una dieta vegetariana con respecto a otros tipos de dieta.

Es importante conocer que, al consumir cantidades elevadas de alimentos vegetales, las personas que siguen este tipo de dieta suelen obtener, con respecto a otros modelos de dietas omnívoras, las siguientes ventajas:

  • Una reducción en el riesgo de obesidad y de otras enfermedades crónicas, inducido por una menor aportación de energía total y de grasas animales.
  • Menor prevalencia de hipertensión arterial (dietas con más potasio y menos sodio).
  • Menos casos de estreñimiento debido a la aportación habitual y más elevada de fibra dietética.
  • Menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, porque se ingieren menos grasas saturadas, menos colesterol dietético y más antioxidantes naturales.
  • Menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, en particular los del tracto digestivo.

Con todo, cuando la carne y otros productos animales desaparecen de la dieta, hay riesgo de carencia de ciertos nutrientes como las proteínas de alto valor biológico, la vitamina B12, la vitamina D, el hierro, el calcio, el zinc, o los ácidos grasos omega-3.

Esta situación puede originar ciertas alteraciones del estado nutricional en las primeras etapas de la vida; en las mujeres, particularmente embarazadas y lactantes; y en los adultos mayores de 50 años debido a su mayor necesidad de nutrientes.

El patrón de una dieta vegetariana, al igual que el de cualquier otro modelo alimentario, es muy heterogéneo entre la población. Es por esto que, la adecuación nutricional de una dieta de este tipo debe ser juzgada individualmente en cada persona, en función de sus requerimientos y no solo en base a la cantidad y tipo de nutrientes ingeridos.

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Algunas situaciones como las enfermedades agudas o procesos de convalecencia suelen aumentar o cambiar ciertas necesidades nutricionales. Por esto, en muchos de estos casos es recomendable tomar alimentos fortificados con los nutrientes que presentan más posibilidad de carencia y consultar con el médico para valorar la posibilidad de ingerir suplementos.

Para seguir una dieta vegetariana, cuida que:

  • Sea equilibrada, en cuanto a la aportación de macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y lípidos).
  • Sea suficiente en cuanto a la aportación de calorías.
  • Sea adecuada en cuanto a tus necesidades nutricionales específicas. Recuerda que en el embarazo existen requerimientos específicos de nutrientes.
  • Que se garantice la aportación de proteínas de elevado valor biológico. Por ejemplo, se pueden consumir cereales integrales y legumbres en la misma comida, añadiendo además frutos secos y, para para aquellas que sean lacto/huevo/vegetarianas, la clara de huevo o los derivados lácteos.
  • Que se garantice la aportación de vitaminas como la vitamina D o la B12, a base de alimentos fortificados, según valore el equipo de obstetricia.
  • Que se garantice la aportación de minerales como el calcio, el hierro y el zinc. Posiblemente, en algunas etapas de la vida sean necesarios los suplementos bajo supervisión médica.
  • Que los riesgos potenciales de seguir este tipo de dietas sean conocidos de antemano antes de seguir una dieta vexetariana. Por ejemplo, parece que los suplementos con DHA ("cápsulas") no proporcionan los mismos efectos beneficiosos que si lo ingerimos en los pescados, que constituyen su fuente natural.
  • Debemos recordar que en ningún caso los suplementos dietéticos deben suplir a los alimentos naturales. Además, deberían ser siempre prescritos por un profesional sanitario.

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