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Preparados... listos... ¡vamos a cocinar!
La primera lección de la alimentación saludable consiste en aprender a elegir y preparar alimentos.
¡Hagamos una clase práctica participando toda la familia!
Pero antes de comenzar, aconsejamos:
- Recoger el pelo. Acomodar la ropa que vamos a usar para cocinar.
Mantener limpia la superficie de trabajo. Lavar y secar la tabla de corte cada vez que acomodemos los distintos alimentos, en particular a carne, el pollo y el pescado.
Lavar las manos tanto como sea necesario. Dejarlas limpias de detergentes y jabones antes de empezar.
Cuando las niñas y los niños entran en la cocina:
Dejadles ayudar en la planificación y en la elaboración de las comidas.
Permitidles que huelan y manipulen alimentos, repasando las normas básicas de higiene.
Encargadles pequeñas tareas. Adornar, aderezar, juntar, añadir los alimentos para cocinar etc.
Pensad siempre en su seguridad: el fuego, el aceite y el mango de la sartén, los cuchillos, las manos mojadas y la corriente eléctrica... Delimitad una zona de seguridad alrededor de la cocina.
Jugad: cada uno prueba un poquito del que prepararon los demás, prepara distintos aliños para un mismo alimento (p. ej., ensalada con salsa de yogur, con cítricos, con distintas hierbas etc).
Participad activamente: poner y retirar la mesa; secar los platos etc.
Elaborar preparaciones sencillas para acostumbrarse a los distintos sabores de los alimentos. Más tarde, vais a enriquecer los platos incorporando nuevos productos.
Mantener el sabor original del alimento. Si desde la infancia los habituamos a aceptar los alimentos con un bajo contenido en sal o en azúcar, posiblemente mantendrán este hábito a lo largo de la vida. Por esto, no es recomendable salar o añadir azúcar en exceso, ni "disfrazar" la comida con salsas comerciales. Recordamos que la fruta, los zumos o los alimentos lácteos ya contienen azúcares de forma natural, por lo que no es necesario añadir más. Del mismo modo, es recomendable ofrecer más alimentos frescos y de temporada, dado que los más procesados suelen ser habitualmente más salados y azucarados que los naturales.
Para preparar alimentos de forma seguro, la Organización Mundial de la Salud recomienda:
Elegir alimentos tratados higienicamente desde su origen
Cocinar bien los alimentos (alcanzando un minimo de 65ºC en el centro del producto)
Consumir los alimentos inmediatamente después de cocinarlos o conservarlos adecuadamente
Recalentar los alimentos correctamente (mínimo 65 ºC en el centro del producto)
Evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados
Lavar las manos con tanta frecuencia como sea necesario
Mantener escrupulosamente limpias todas las superficies de trabajo en la cocina
Proteger los alimentos de los roedores y de otros animales
Utilizar agua apta para el consumo