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Autor:
Xanela Aberta á Familia
Los horarios y la duración del sueño son muy importantes para adquirir un hábito de sueño saludable. Se recomienda acostarse y levantarse todos los días a la misma hora o, por lo menos, procurar que no haya más de dos horas de diferencia entre días de trabajo y días de ocio.
En cuanto a la duración, las recomendaciones varían según cada etapa vital:
- Los neonatos, entre 0 y 3 meses, de 14 a 17 horas diarias.
- Los lactantes, entre 4 y 11 meses, de 12 a 15 horas diarias.
- Los niños y niñas de uno o dos años, de 11 a 14 horas diarias.
- Los niños y niñas en edad preescolar, esto es, entre 3 y 5 años, de 10 a 13 horas diarias.
- Los niños y niñas en edad escolar, esto es, entre 6 y 13 años, de 9 a 11 horas diarias.
- Los adolescentes, de 8 a 10 horas diarias.
- Las personas adultas con edades comprendidas entre 18 y 64 años, de 7 a 9 horas diarias.
- Las personas mayores de 65 años, entre 7 y 8 horas diarias.
La siesta se debe limitar a un máximo de 20 o 30 minutos después de la comida. Por otra parte, el sueño está relacionado con la alimentación y con el ejercicio físico.
Se aconseja tomar alimentos ricos en triptófano por la tarde, pues es precursor de la melatonina y de la serotonina, que facilitan la conciliación del sueño. Los alimentos que contienen triptófano son los lácteos, los plátanos, el pescado azul o los frutos secos (nueces).
Además, se debe evitar el consumo de bebidas alcohólicas, energéticas y de bebidas ricas en metilxantinas, como el café, el té y el chocolate, cuyos efectos influyen en la conciliación y calidad del sueño. La cena debe ser ligera y se realiza, por lo menos, dos horas antes de acostarse.
Finalmente, es necesario conocer el cronotipo de cada persona para intentar organizar sus horarios según la tendencia que marca el reloj biológico. El cronotipo es la predisposición natural que cada persona tiene para experimentar picos de energía o momentos de descanso según la hora del día.
Esto significa que algunas personas son más activas durante las horas de luz (matutinas) y otras durante la noche (vespertinas).
Para adaptarse a un horario concreto, las personas vespertinas deben adoptar medidas tendentes a adelantar el reloj biológico: exponerse a la luz intensa a primera hora de la mañana y evitar el ejercicio físico intenso, los dispositivos electrónicos y tareas de excitación mental por lo menos dos horas antes de acostarse.
Por el contrario, las personas matutinas que deseen retrasar sus horarios de sueño deberían evitar la luz solar a primera hora de la mañana y dormir una siesta corta que ayude a retrasar su horario de sueño. Se recomienda realizar actividad física de forma regular, evitando el ejercicio físico intenso durante las dos horas previas a acostarse.