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Autor:
Xanela Aberta á Familia
La cantidad de horas que pasamos trabajando a lo largo de los años y los malos hábitos posturales adquiridos terminan por influir no sólo en el rendimiento sino también en la salud.
Muchas personas están obligadas a permanecer toda la jornada laboral sentadas
delante de un ordenador, algunas deben soportar cargas continuas en movimientos
repetitivos, muchos conducen durante horas, mientras que otras tienen que estar de
pie sin apenas realizar desplazamientos...
Las posturas incorrectas y prolongadas en cualquier puesto de trabajo hacen que el
cuerpo se acabe adaptando a lo que hacemos a diario, provocando desequilibrios
musculares, limitaciones de movilidad, dolor, malestar...
Realizar sencillos ejercicios intercalados entre los quehaceres laborales, no resta
productividad y ganancias en salud.
Puedes optar por realizar aquellos ejercicios que mejor se adapten a tu situación
personal y diaria.
Tiene en cuenta que los ejercicios de estiramientos, del mismo modo que los
entrenamientos de resistencia y de fuerza, deben ajustarse al nivel, al objetivo y a la
situación de cada persona. Con todo, recomendamos mantener cada ejercicio entre 15
- 20 segundos sin llegar nunca a sentir dolor, pero sí, cierta resistencia.
Con la espalda recta, inclina lateralmente la cabeza con ayuda
de la mano, intentando acercar la oreja al hombro.
Mantén la posición y cambia de lado.
Empuja la cabeza hacia abajo con las dos manos al tiempo
que bajas el mentón al pecho y juntas los codos al frente.
Con las manos entrelazadas y las palmas dirigidas hacia arriba,
eleva y estira los brazos como si intentaras tocar el techo.
Coloca los brazos por detrás del respaldo de la silla y
elévalos suave y controladamente intentando juntar los
omoplatos.
Flexiona el cuerpo hacia adelante agarrando los tobillos o la
pierna y manteniendo la postura sin forzar la posición.
Con las piernas y los brazos ligeramente flexionados,
agárrate a la parte alta del respaldo de la silla y con la
espalda recta, deja caer el peso del cuerpo lentamente en
dirección al suelo.
Cruza una pierna sobre la otra y sitúa la mano en la parte
exterior del muslo de la pierna flexionada para mantenerla
inmóvil.
En esta posición y con la mano libre apoyada en el respaldo de
la silla, gira la parte superior del cuerpo hacia ese mismo lado
cuidadosamente para mirar por encima del hombro.
Dobla una pierna y extiende la otra dirigiendo la punta del pie
hacia arriba. Agárrate al reposabrazos de la silla y con la
espalda recta, inclínate suavemente hacia adelante.
Variante: Coloca las manos detrás de la espalda, a la altura de
la zona lumbar.
Extiende el brazo delante del cuerpo, coloca la palma de la
mano hacia adelante y dobla la muñeca. Tira de los dedos
hacia atrás suavemente.
Mantén la posición y realiza el ejercicio con el otro brazo.
Extiende el brazo delante del cuerpo, coloca la palma de la
mano dirigida hacia el cuerpo y dobla la muñeca. Tira de la
mano hacia atrás suavemente.
Mantén la posición unos segundos y realiza el ejercicio con el
otro brazo.
Con la espalda recta, lleva un codo al pecho con el brazo
flexionado. Coge el brazo con la otra mano y empuja hacia
el cuerpo lenta y controladamente.
Mantén la posición y realiza el ejercicio con el otro de brazo.
Con la espalda recta, levanta un brazo, flexiona el antebrazo
hacia la espalda y coge el codo con la mano del otro brazo.
Mantén la posición y realiza el ejercicio con el otro de brazo.
Con la espalda recta, flexiona el antebrazo hacia la espalda
y coge el codo con la mano del otro brazo. Inclina el cuerpo
lenta y cuidadosamente hacia el lado del brazo que está por
encima de la cabeza.
Mantén la posición y realiza el ejercicio con el otro de brazo.
(Movilidad articular)
Realiza círculos amplios y lentos con los hombros, primero
hacia adelante y después hacia atrás.