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Cada cierto tiempo, vuelve a salir a la luz un caso grave afectado por el síndrome del niño zarandeado. Pero pasada la alerta y la conmoción inicial de esta noticia, volvemos a dejar de lado esta situación y dejamos de desarrollar estrategias adecuadas y efectivas para visibilizar la gravedad que tiene, así como acciones para su prevención. Por esta razón, es importante revisar lo que tenemos que saber los padres, las madres y las personas que ayudan en el cuidado del bebé, en relación al síndrome del niño sacudido.
El síndrome del niño sacudido o zarandeado, conocido también como Trauma Craneal No Accidental (shaken baby syndrome), es una forma de maltrato físico infantil. Sacudir al bebé puede causarle lesión cerebral severa. Los bebés tienen los músculos del cuello débiles y a menudo tienen dificultad para sostener su cabeza.
Cuando un bebé sufre sacudidas violentas, su frágil cerebro se mueve hacia adelante y hacia atrás dentro del cráneo. Esto puede provocar hematomas, hinchazón y sangrado. Normalmente, el daño cerebral que se produce conduce a un deterioro mental de intensidad variable, llegando en ocasiones a provocar lesiones y secuelas muy importantes en el sistema nervioso central. Puede afirmarse que es la causa más frecuente de traumatismos craneoencefálicos graves en el lactante, antes del primero año de vida.
Hay que tener en cuenta, que cuando se produce una lesión cerebral severa a consecuencia de una sacudida de la masa encefálica, bien tenga como base unos maltratos infantiles intencionados o como causa de maniobras de reanimación en las que el bebé es zarandeado de forma inconsciente, siempre va a ocurrir antes de los tres primeros años de vida, y en su gran mayoría, en el transcurso del primero de ellos. Muchas veces los padres y las madres como parte de juegos o producto de un inadecuado manejo de situaciones difíciles sacuden a sus niños y niñas, sin tener conciencia de las graves consecuencias que esta acción puede tener para los bebés a nivel neurológico.
Nada justifica zarandear a un bebé. Los expertos aconsejan que si estás teniendo problemas con el control de las emociones que produce la llegada de un bebé a la casa, busques ayuda, ya que unos segundos son suficientes para que tu hija o hijo sufra consecuencias irreparables. Si hay otras personas que te ayudan a cuidar a tu bebé (ya sea una persona responsable del cuidado, un hermano o un abuelo), asegúrate de que conozcan los peligros del síndrome del bebé sacudido.
Busca ayuda inmediatamente si sospechas que tu hijo o hija puede sufrir lesiones al ser sacudido violentamente. Contacta con tu pediatra o llévalo a la sala de urgencias más próxima. Recibir atención médica inmediata podría salvar su vida o prevenir problemas graves de salud.